¡Que pare todo el mundo! ¿Estamos hablando de faltas de los trabajadores hacia sus jefes? ¿No era al revés? Pues sí, de eso es precisamente de lo que vamos a hablar. Se ha normalizado mucho que los trabajadores sean explotados, discriminados e incluso estafados por parte de sus jefes, pero lo que se nos ha olvidado es que también puede ocurrir a la inversa.
El papel de un jefe, como ya todos imaginamos, es el de mandar. Ya sea porque es el dueño de la empresa o porque su titulación y experiencia lo han puesto ahí; el caso es que está por encima de sus trabajadores y es algo que debemos respetar. Sí, es cierto que no todos los jefes se portan como deberían y tratan mal a sus trabajadores, lo cual es motivo de queja y denuncia por parte de quien lo sufra. Sin embargo, hay un gran número de jefes que podríamos catalogar de “buenazos” a los que se les ha olvidado que su papel en la empresa es mandar, y prefieren “acatar órdenes” y callar muchas cosas por miedo a que sus trabajadores tomen represalias injustas, además de intentar evitar enfrentarse al proceso de conseguir otro trabajador nuevo (y que éste sea peor, fíjate que cosas).
En este artículo vamos a enfocar la otra parte y veremos qué tipos de faltas son las más comunes por parte de los trabajadores hacia sus jefes. Además, también, vamos a dar algunos consejos para tratarlas.
¡No te lo pierdas!
Cuando el trabajador no respeta a su jefe.
Como hemos mencionado, existe una cadena de mando totalmente justificada que nos coloca como lo que somos: el trabajador, por debajo del jefe.
El jefe está ahí por algo, y es cierto que sin nosotros no podría llevar a cabo su trabajo, pero también tenía su empresa antes que nosotros apareciéramos ¿verdad? Digamos que, confía en que cumplamos nuestro papel para poder mantener un acuerdo justo con nosotros, y si no lo cumplimos, corremos el riesgo de que nos despidan. Si el jefe se porta bien con nosotros, nos paga lo que nos debe, nos respeta y nos hace contrato ¿Qué motivos existen para portarnos mal? Y si es por el hecho de que no nos gusta que nos manden, existen otras opciones como dedicarnos a ser nuestro propio jefe y abrir nuestra empresa ¿verdad?
¡Y para muchos ni siquiera es tan buena opción como creemos!
Por desgracia, muchos trabajadores creen que pueden estar por encima de su jefe y quieren provocarle lo peor. Esto es muy común, aunque pocos lo sepamos, y hay muchos empleados que viven divinamente dándole una cara a su jefe y trabajando fatal por detrás. Esto acaba dando cómo resultado que la empresa pueda incluso irse a la quiebra, y por ello existen programas tan interesantes que investigan a los trabajadores como “el jefe infiltrado”.
Si pudiéramos ver y oír a nuestros trabajadores por la espalda, quizá no nos gustaba del todo lo que piensan de nosotros. Sin embargo, lo importante es saber que éstos hacen su trabajo y dan una buena cara por la empresa. En el momento en el que no lo hagan, estarán incumpliendo una norma clave para que el negocio funcione.
Asimismo, también existen otro tipo de trabajadores que prefieren echarle cara directamente a sus jefes y los amenazan; si no los dejan ir a su aire o actuar como quieran, los amenazan con contar cosas íntimas sobre su empresa, con denunciar algunas irregularidades, y en general, presentan un sinfín de opciones que poco tienen que ver con el hecho de que el trabajador no tenga ganas de desempeñar su función laboral debidamente.
Lo que ocurre con más frecuencia ante estos casos.
Pueden ocurrir un sinfín de situaciones en las que un trabajador falte al respeto a su jefe. Sin embargo, las más comunes son las siguientes:
- Falta de comunicación.
La comunicación en la empresa es un factor clave para afrontar problemas y evolucionar como negocio. El problema se ocasiona, cuando a veces los empleados no les cuentan a sus jefes lo que está pasando con sus proyectos o si se están enfrentando a algún problema.
Imagina que, de la noche a la mañana, el jefe se entera de que el proyecto que ha confiado a uno de sus empleados no se presentará por un problema que se ocasionó hace un mes; lo quieras o no, es un fastidio enorme que puede hacer que la empresa entera pierda tenga mucho que perder.
- No cumplir con los plazos establecidos.
Dejar pasar los plazos para entregar el trabajo puede suponer un enorme problema para los jefes y afectar sobre todo a la confianza que tiene en sus empleados.
Los plazos existen para algo. Por lo general, se recomienda que los jefes establezcan siempre un plazo un poco más amplio para poder subsanar cualquier problema en ese plazo extra de tiempo. Sin embargo, hay trabajadores que prefieren “coger hasta el brazo” cuando se les ofrece confianza y desafían a sus jefes entregando los proyectos cuando consideran adecuado.
- Poca dedicación al trabajo.
Los jefes esperan que sus empleados se pongan las pilas y se comprometan con lo que hacen. Si parece que a un trabajador no le importa mucho, eso puede causar problemas.
Esto por desgracia es algo que vemos en multitud de tiendas: empleadas y empleados que se pasan el tiempo charlando entre ellos, que no ofrecen soluciones eficientes, personal que tiene la tienda patas arriba o que no se molestan en cumplir un horario de apertura o cierre.
Todo esto se considera una falta a la dedicación laboral y una falta de profesionalidad grave, y es causa de despido.
- No colaborar en equipo.
Muchas empresas necesitan que los trabajadores hagan “piña” para poder abordar los problemas, y, de hecho, ésta es una cualidad muy bien valorada por los jefes hoy en día. Muchos trabajadores se resisten a colaborar o a arreglar los problemas que tienen unos con otros, y prefieren actuar en solitario.
Esto puede suponer un gran problema, y por supuesto, provocar un desequilibrio de funciones laborales importante.
¿Cómo tratamos estos problemas? Según nos aconsejan Abogados en Santander, estas faltas deben ser castigadas y denunciadas en el caso de que causen incomodidad o problemas a la empresa. No se debe dejar pasar ninguna en ningún momento, y sobre todo, el mejor consejo que podemos darte es no llevar a cabo ni una irregularidad con tu empresa ni tus empleados; estas decisiones serán tu salvavidas cuando alguien quiera atacar la estabilidad de tu negocio.