El textil español es uno de los mejor posicionados, dentro del sector, a nivel mundial. La internalización es una de las claves de este negocio, situándonos como el quinto país de Europa en relación a nuestras exportaciones. De cara al futuro se puede decir que se trata de un negocio que sigue siendo rentable a pesar de la moda low cost y el comercio electrónico, y es que nadie escapa a la necesidad de ir vestido de la mañana a la noche, le guste o no la moda.
Evolución del sector
España cuenta en la actualidad con marcas globales líderes que están promoviendo la evolución del sector a lo largo y ancho del mundo. Es su capacidad internacional lo que está promoviendo su crecimiento porque a nivel nacional el sector se está manteniendo en una posición estable, sin despuntar por un gran crecimiento. Aún así, según el Informe sectorial de la economía española 2019, llevado a cabo por Cesce, en la actualidad, la industria de la moda, que incluye la industria textil, confección y calzado, tiene un peso en el PIB el 2.9% y del 4,3% en el empleo.
Los retos a los que se enfrenta la moda son la fuerte competencia, tanto nacional como internacional, el cambio en los hábitos de consumo y la venta online que, aún siendo parte importante del sector, no compensa la falta de afluencia de público en los comercios. La necesidad de controlar el impacto ambiental la sostenibilidad y el desarrollo de la tecnología en el punto de venta, no deben verse como problemas, si no como oportunidades.
La realidad es que, a pesar de la importancia que tiene como motor de nuestro país, el sector textil vive uno de los momentos más delicados de las últimas décadas. Las familias, aún habiendo recuperado el poder adquisitivo perdido en la última crisis, han decidido cambiar una parte del presupuesto que antes se destinaba a la compra de moda, por un presupuesto que invierte en hábitos más sociales, y es por ello que se gasta más en hoteles, restaurantes o en electrónica…Si en 2006 y 2007 cada familia gastaba una media de 2000 euros al año en ropa y calzado, representando casi un 7% del presupuesto familiar, hoy el gasto medio ha caído a 1500 euros, aproximadamente un 5%.
Son varios los factores que se han restado en ese presupuesto. Primero, como ya hemos señalado, un cambio en los hábitos de consumo, pero también la demografía y la falta de adaptación de una parte del sector a los nuevos tiempos en lo que a tecnología se refiere. España es cada vez más un país envejecido, y esa gran parte de la población que forman las personas mayores, invierte sobre todo en alimentación, dejando la moda en un segundo o tercer lugar. Además, al haber cambiado el tipo de familia, en la que ha disminuido el número de miembros, la necesidad de ropa y calzado también ha disminuido. Sin embargo, surge una nueva tendencia, el turismo de compras, que compensa esa falta de inversión de los nacionales, sobre todo por los turistas de nacionalidad China, que representan un 31% de las ventas totales.
La competencia, que en principio beneficia al consumidor porque puede adquirir buenos productos a mejores precios, está reduciendo al máximo los márgenes de beneficios para el empresario. Mantener una situación de rebajas constantes para atraer más público es insostenible y resta valor a la imagen de la marca.
Comprar por internet es otro hábito que ya tenemos muy interiorizado, y aunque en un principio podemos pensar que sería un incentivo para el consumo, la realidad es que el no ver la prenda físicamente, no poder tocarla, probarla…hace que las ventas por impulso pierdan fuerza y que, por consiguiente, no aumente la facturación.
Pero no todo lo concerniente al mundo de internet es una desventaja para el sector. Las empresas que han decidido dar el salto, ofreciendo sus prendas y la distribución de las mismas al por mayor, vía web, son las mejor posicionadas. Según HHG, ofrecer un amplio catálogo y de calidad, pudiendo llegar a empresas que no tienen por qué estar cerca físicamente, abre un abanico de posibilidades para las ventas del sector.
Soluciones
Al tratarse de un sector en alza, durante muchos años a penas ha hecho nada para reinventarse: aplicar un cambio radical en las tendencias y en el producto podría ayudar a reactivarlo. Por otro lado, si lo que necesitan es más afluencia de público, las tiendas deben desarrollar algún elemento que haga más atractiva la experiencia de compra y consiga que el consumidor la valore frente a la comodidad de comprar a través de un dispositivo, desde casa. En este sentido, un servicio de atención personalizado, profesional y cercano podría marcar la diferencia.
Otro aspecto a valorar, y que ponen en relieve los profesionales del sector, sería ajustar las colecciones a la climatología. La tendencia de los últimos años de poner rebajas de ropa de invierno, casi al principio de la temporada y ya en febrero, marzo, cambiar a la colección de primavera, ha demostrado que no tiene buenos resultados. Es más, causa cierto rechazo en el consumidor que, aun pudiendo comprar algo más económico en un principio, ve como sus necesidades no están cubiertas a lo largo de la estación.
Con todo, según un estudio elaborado por EAE Business School, el gasto en prendas de vestir alcanzará los 23.003 millones de euros en España en el año 2020, lo que representa una tasa acumulada de crecimiento anual del 2,3%. No son cifras comparables con los resultados de hace diez años, pero también se espera que el gasto medio por persona en prendas de vestir para este mismo año se sitúe en 496 euros, lo que le situaría un 10,1% por encima del gasto del año 2016. Lo interesante para el sector es que, partiendo de estos buenos datos, debe seguir generando crecimiento, ya que también se trata de uno de los grandes contribuidores de creación de empleo, y que puede plantearse hacerlo partiendo de una base estable, haciendo hincapié en las estrategias necesarias para posicionarse como un valor seguro tanto fuera como dentro del país.