Quienes hayan estudiado economía, además de otras muchas personas que no lo hayan hecho, entenderán perfectamente que existen muchos motores para que un país sea considerado como una potencia mundial. La cultura, por ejemplo, es uno de esos motores. La sociedad en general, otro. La capacidad económica, por supuesto, otro. Pero esas personas a las que nos referimos estarán de acuerdo en considerar que un país jamás podrá llegar a ser considerado como una potencia mundial sin un organigrama y una red de empresas que sean de primera línea en sus respectivos sectores.
Teniendo esto en cuenta, parecería lógico pensar que las administraciones públicas ayudan a esas empresas a desarrollarse y a cumplir buena parte de sus objetivos. Pero la realidad, amigos y amigas, es bien diferente. La realidad muestra que las empresas, en muchas ocasiones, se encuentran solas ante el peligro y que tienen que lidiar contra una buena cantidad de problemas sin la ayuda estimada del sector público. Esto explica que, especialmente en los momentos de más dificultad, haya problemas para que muchos negocios, sobre todo los de pequeño tamaño, sigan existiendo. Y es una verdadera lástima que tengamos que llegar a una situación como esa.
En una noticia publicada en la página web Hosteltur se indicaba que España fue el país que más ayudas concedió a las empresas en relación a su PIB en la primera fase de la pandemia, la que se concentró entre los meses de marzo y diciembre del año 2020. Y, en términos globales, fuimos los cuartos clasificados. No cabe duda de que eso habla bien de nuestro país, no lo vamos a negar, pero que se tenga que dar una situación como esa para que el sector público otorgue ayudas a las empresas nos parece un poco triste. No hace falta llegar a eso.
No nos extraña en absoluto que haya empresas que, ante la falta de subvenciones por parte de la Administración, decidan obtener ayudas por otro lado. Uno de los métodos que vienen llamando poderosamente la atención de las empresas en los últimos años, especialmente en el caso de las pymes, es la financiación no bancaria. Y es que los bancos tampoco están poniendo todo de su parte para ayudar a los pequeños negocios en los tiempos que corren. Desde Findango Finance, financiación para empresas no bancaria, nos han indicado que se ha duplicado el número de pymes que apuestan por esta financiación no bancaria y que las previsiones indican que seguirá produciéndose un aumento en este sentido de cara a los próximos años.
Tiene lógica que los pequeños negocios sean los que más se interesen por esto
Hay varios factores que explican por qué son los pequeños negocios los que apuestan por este tipo de financiación:
- Las empresas grandes no dependen de las ayudas de nadie. Venden lo suficiente como para reinvertir sus beneficios para aquellos proyectos que consideren de interés.
- Los pequeños negocios obtienen ayudas por parte de la Administración, sí, pero son tan numerosos que, a fin de cuentas, obtienen una ayuda irrisoria y que apenas les da para nada.
- Los pequeños negocios tienen muchas más dificultades que las empresas de mediano tamaño o las grandes empresas para que los bancos les aprueben una línea de crédito, por ejemplo. Y es que los bancos, muchas veces sin razones suficientes, consideran los proyectos de las empresas pequeñas como de más riesgo.
La labor de las pymes es básica porque más de un 90% de los empleados y empleadas que tiene un país forman parte de esas empresas. Y lo cierto es que es un error abandonar a este tipo de empresas a su suerte. Si no ayudamos a que se desarrollen, buena parte de ellas cerrarán, habrá bastante gente que se irá al paro, el consumo decaerá y ya tendremos otra crisis económica llamando a la puerta de nuestra casa. La economía es una ciencia en la que varios estadios van ligados con eslabones y, si uno falla, los demás correrán mucho más riesgo de hacerlo también. Las pymes constituyen uno de los estadios más importantes de esa cadena y no podemos permitirnos que se vayan al garete. Sería un error del que nos terminaríamos arrepintiendo más pronto que tarde.
No nos extraña que, dadas las circunstancias, haya muchas empresas de pequeño tamaño que hayan decidido acudir a una entidad de financiación no bancaria para obtener esa liquidez que muchas veces se requiere para darle vida a una actividad. Y no nos extraña que siga creciendo el número de empresas que ponga su mirada sobre este tipo de financiación. Quizá sea la mejor manera de empezar un proyecto y reducir el número de problemas que puedan paralizarlo incluso antes de que se hayan puesto en marcha. Yo, si fuera el director de un pequeño negocio, lo vería claro.