Cuando hablamos de todo lo que rodea al mundo del disfraz, nuestra mente siempre suele ilustrar al niño o niña pequeña y le identifica como el protagonista bien de Carnaval o bien de Halloween. Es algo lógico que así sea: es bastante probable que sean ellos y ellas quienes más ilusión tengan por la llegada de dos puntos del año como de los que estamos hablando. Ahora bien, hay que tener una cosa bien clara: el mundo del disfraz lo es para todos y todas, ya sean pequeños, adultos o ancianos. Disfrazarse es una de las actividades más internacionales e intergeneracionales de las que disponemos en el mundo actual.
En España, hemos visto cómo, en los últimos años, cada vez más personas de diferentes edades han invadido las calles durante los meses de febrero o marzo (dependiendo de en cuál de ellos caiga Carnaval según el año) y la noche del 31 de octubre. Esa es una noticia tremenda no solo en términos culturales, sino también para la economía de nuestro país, que se reactiva en dos momentos del año que no son especialmente los más indicados para que la mayoría de empresas de nuestro país hagan su agosto.
Una noticia que fue publicada en el portal web de El Plural indicaba que más de un millón de españoles se disfraza para una festividad como Halloween, siendo esta la fiesta que más ha crecido en nuestro país en los últimos años. El 31 de octubre, más que una fecha de nuestro calendario, se ha convertido en una buena oportunidad de incrementar las ventas y de hacer promociones especiales. Y no solo desde el punto de vista de la venta de disfraces, sino desde cualquier punto de vista desde el que queramos enfocar el asunto y desde cualquier sector.
Aunque es cierto que el aumento de la popularidad de Halloween se ha convertido en una gran oportunidad de negocio para empresas de todo tipo, es obvio pensar que la que más ha salido ganando es la venta de disfraces, que incluso en un año tan extraño como este ha resultado beneficiosa para las empresas del sector. Los trabajadores y trabajadoras de Disfrazarte Shop nos han comentado que esto se deriva del simple hecho de que ya no solo son los más pequeños los que se disfrazan, sino que ahora todo el mundo es susceptible de portar un terrorífico traje durante la noche más terrorífica del año.
Resulta evidente pensar que, cuantas más personas sean susceptibles de consumir un producto, más fácil es que las empresas que lo comercialicen tengan beneficios. Eso es lo que ha venido ocurriendo durante los últimos años con las entidades encargadas de la venta de disfraces y que ven en ese repunte de popularidad de Halloween del que hablamos una oportunidad perfecta para no tener que depender única y exclusivamente del Carnaval a lo largo de todo un año. Los resultados vienen siendo positivos y todavía existe esperanza para que siga habiendo un margen de mejora en el sector.
¿Qué es lo que ha triunfado de cara a este 2020?
Quizá hemos tenido un Halloween de lo más extraño no solo por el hecho de que haya sido celebrado en mitad de una pandemia, sino porque también ha existido una variedad inusitada de disfraces en todo el mundo. Los tradicionales disfraces de brujas, de payasos diabólicos, de muertos vivientes o de calabazas se han mezclado con disfraces de Donald Trump o de todo tipo de elementos relacionados de una manera directa o indirecta con el coronavirus. Seguro que esto os suena de algo.
Una noticia a la que hemos tenido acceso gracias a la página web de Los 40 Principales hablaba de, por ejemplo, una polémica que se ha levantado como consecuencia de un disfraz de gel hidroalcohólico. Y lo mismo ha sucedido con disfraces del mismísimo coronavirus. Lo cierto es que el ingenio se ha agudizado y que es realmente evidente que, para terrorífico, se encuentra simplemente el recuerdo de todo lo que llevamos vivido durante este 2020.
Halloween es una festividad para todos y para todas y eso ya ha quedado meridianamente en todos los lugares de nuestro país y en buena parte del mundo. Ocurre lo mismo si nos referimos a otra fiesta como lo es el Carnaval. En definitiva, podríamos apuntar que el disfraz es un elemento que no solo significa diversión y tradición, sino que también es sinónimo de inclusión. Porque nadie está exento de disfrutar de una de estas dos celebraciones. Son de todos y, por ende, todos debemos hacer nuestra la recomendación de adquirir nuestro disfraz y formar parte de ellas. Es sano y nos permitirá evadirnos de todos los problemas que nos rodeen en cada momento.